Extraña.
Extraña en un lugar que siempre sentí mío.
Extraña en mi propia vida. En el lugar que me hizo feliz, que me dio todo y que yo todo le daba.
Sentí que mi tiempo no corría. Ni para atrás ni para adelante.
Absolutamente era espléndido. Cada rincón, cada suspiro, cada palabra.
Amable, venerable, deseable.
Pero no era yo, era mi vida anterior.
Yo respiraba en Buenos Aires.